Tengo una puta. Es mía. De mi propiedad. Así, como suena. Mía. Hace todo lo que le pido. Además de puta, es una cerda. Puedo humillarla de todas las formas imaginables. La escupo;le pongo un collar de perro; la ato; la obligo a comer desnuda en el suelo, sin usar las manos, como la perra que es; me corro en su cara, en su culo y en sus tetas. También la meo. Meo todo su cuerpo y su boca. Y traga mi orina.
A ella le excita todo eso y a mi también. Ya lo he dicho antes. Es una puta. La puta más guarra y más cerda que he conocido nunca. Es mi sumisa y mi esclava, pero sobre todo y por encima de todo, es mi puta.
Me gusta enseñar fotos de ella, exhibirla pero sin mostrarla del todo.
Es la tía que más dura me la pone. Con ninguna me había pasado esto. Las demás me ponen, pero esta puta es especial. No sabía que podía empalmarme tanto con esta cerda depravada. Cuando la veo me arde un fuego en mi interior que me obliga a llevarme las manos a la polla, como un acto reflejo.
Está buena. No tiene unas mega tetazas, pero tiene unas tetas divinas que me encanta morder, pellizcar, sobar, escupir, comer, pinzar,...
Es mi puta, y os la muestro con su consentimiento.
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